Paul Newman solo se comió ocho huevos duros
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Escribió Clarice Lispector que la gallina es el disfraz del huevo, que el huevo vive como forajido. El huevo es el alimento más versátil. Un huevo puede ser lo que quieras
Capítulo 1. La langosta: una niña hervida en su primera comunión
Capítulo 2. La pasta: de la boca de Adèle a la de Anna Magnani
Capítulo 3. El pan: al final comeremos brioche

Hay infiernos en la tierra. A ver qué es si no ese recipiente metálico con huevos revueltos de los bufés de desayuno. Un buen hotel, sin necesidad de ser lujoso, te hace los huevos en el acto. Esa masa no es algo que apetezca comer ... a no ser que lleves un tiempo en 'Supervivientes'. Cuando me encuentro esa cosa, me tiro a por los huevos duros. Un huevo duro no falla. Ni dos huevos duros. Los que pedía Chico Marx en 'Una noche en la ópera' cuando fuera del camarote Groucho ordenaba una cena pantagruélica. Ni 50 huevos duros, los que Paul Newman apuesta en 'La leyenda del indomable' (1967) que es capaz de comerse en una hora. Para la famosa escena en la película de Stuart Rosenberg se prepararon 200 huevos duros. Newman se comió ocho. Lo que vemos es la magia del montaje. Los huevos sobrantes se los comieron el reparto y el equipo. Al día siguiente hubo un festival de la flatulencia. Lo curioso de esa película es que tiene varias escenas memorables que se han aprovechado en el futuro. Por un lado, la música de la escena del alquitrán de Lalo Schifrin, que se usa para las noticias. Por otro, la lúbrica escena calientapoll... en la que la chica lava el coche con manguera, espuma y unos buenos melones delante de los presidiarios, que ha sido modelo para otras películas y para la publicidad. Es muy incómoda de ver. Casi mejor que Paul Newman se coma 2.000 huevos.
Escribió Clarice Lispector que la gallina es el disfraz del huevo, que el huevo vive como forajido. El huevo es el alimento más versátil. Un huevo puede ser lo que quieras. «Probablemente la cosa más misteriosa del mundo, hasta que no se rompe, es un huevo» (MFK Fisher). Nada tiene que ver un huevo pasado por agua con uno frito, uno escalfado con unos huevos rancheros, unos huevos benedictine con unos huevos a la turca, una tortilla francesa con una de patatas. Si solo pudiera elegir una cosa entre pescado, carne y huevos, me quedaba con los huevos.
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También es un huevo duro el que se come Robert de Niro en 'El corazón del ángel'. Le dice a Mickey Rourke, mientras se lo zampa, que en algunas culturas el huevo es el símbolo del alma. Da igual lo que diga, en lo único que nos fijamos es en las uñas largas y puntiagudas de Robert de Niro.
Hay otros grandes actores involucrados con huevos. Por ejemplo, Sophia Loren y Marcello Mastroianni en 'Los girasoles' (1970), la primera película de una productora occidental que se rodó en la URSS. Fue la tercera película dirigida por Vittorio de Sica con Sophia Loren y Mastroianni después de 'Ayer, hoy y mañana' (1963) y 'Matrimonio a la italiana' (1964). 'Los girasoles' tiene la tortilla con más huevos de la historia del cine. Sólo huevos. Y un poco de aceite, aunque Mastroianni pide mantequilla. Sal y pimienta. «¿Qué estás haciendo con tantos huevos?», le pregunta una impresionante Loren cuando lo pilla en la cocina cascándolos. «¿Cuántos has puesto?». «24». Queda con la altura de una tortilla de patatas de esas gigantes, pero sin patatas. Aunque parece una gran tortita. Es como ese engrudo de los bufés, pero sabiendo que solo hay huevo, aceite, sal y pimienta.
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